02.11.2009 18:39
La filosofía empirista llevó a cabo una saludable autocrítica de la razón, delimitó sus límites y restringió sus posibilidades asentándola en el ámbito de la experiencia.
El empirismo es una corriente filosófica opuesta al racionalismo que surge en Inglaterra en el siglo XVII y que se extiende durante el siglo XVIII y cuyos máximos representantes son J. Locke, J. Berkeley y D. Hume. Se suele incluir también en este movimiento a T. Hobbes, aunque con ciertas reservas.
La contraposición al racionalismo fue desenfadadamente expresada por Bacon en su Novum Organum:
"Los empíricos –a modo de hormigas- no hacen más que amontonar y usar; los razonadores –a modo de arañas- hacen telas sacadas de sí mismos" (Op. Cit. I, 95).
Las numerosas disputas que protagonizaron ambas corrientes se debían fundamentalmente al desprecio racionalista de la experiencia como fuente de conocimiento frente al papel predominante que le otorgaron los empiristas.
En un sentido bastante general, se denomina empirismo a toda teoría que considere que la experiencia es el origen del conocimiento, pero no su límite. Esta postura ha sido mantenida por numerosos filósofos, como por ejemplo, Aristóteles, Epicuro, los estoicos, Tomás de Aquino y Ockham. Sin embargo, en un sentido estricto, el empirismo propiamente dicho hace relación a las teorías filosóficas creadas por las corrientes antes mencionadas.